Cuento: Mamá Luna

4 jun 2008

Lobito hacia tiempo que vivía sin mamá y papá, por ello Luna y Sol habían decidido cuidarlo. Por las mañanas Lobito se quedaba con papá Sol y por las tardes y noches con mamá Luna.

Por las mañanas papá Sol lo despertaba acariciándole con algúno de sus rayos solares.

Por la noche, mamá Luna, subía el nivel de agua al lago para que por la mañana Lobito pudiese refrescarse en él.

A medio día papá Sol le indicaba los lugares donde lobito podía comer. Cuando estaba a punto de hacer alguna trastada tenia que quemarlo un poco con un rayito de sol para evitar que Lobito hiciese travesuras.

Cuando llegaba la tarde Sol y Luna se encontraban y arrullaban la siesta de Lobito

Por la noche Luna le enseñaba a cantar y a llamarla para cuando la necesitase. Por ello Lobito aprendió a subir a una colina muy alta y a llamar a mamá Luna. Auuuu!!

Lobito también había aprendido que cuando mamá estaba creciente, significaba que estaba contenta ya que era la sonrisa que solo mamá Luna podía ofrecer.

Cuando Lobito se portaba mal mamá Luna, como toda mamá, se enfadaba y se ponía menguante hasta que Lobito aprendía la lección y nuevamente se ponía creciente para felicidad de los dos.

Cuando el sueño embargaba a Lobito mamá Luna arrullaba su sueño con su forma gibosa y lo mecía de un lado para el otro.

Cuando Lobito enfermaba Luna se ponía nueva para esperar que el mal se fuese y el bebé mejorase.

Cuando todo era dicha, era muy notorio ver a Luna feliz con su cachorro creciendo porque estaba llena de felicidad.

Cierta ocasión Sol hablo con Luna y le dijo que al norte él había encontrado a la familia de Lobito. La noticia los puso tristes porque era la primera vez que Sol y Luna habían tenido un hijo y les daba pena tener que separarse de él.

Pero el amor de ambos era tan grande que sabían que la felicidad de su lobito estaba al lado de sus verdaderos papás, por ello una noche lo guiaron hasta su familia.

Lobito vivió con su familia, pero hay algo que nunca olvidó, pues cada noche subía a la colina y aullaba para llamar a mamá Luna. Poco después enseñó a sus hermanitos a llamarla.

Sol y luna quedaron sorprendidos porque en vez de haber perdido un hijo como pensaron en un principio ganaron cientos, porque los animalitos cuando son pequeños hacen aquello que lobito aprendió hace mucho tiempo. “Llamar de un aullido a mamá Luna.”

Raúl Pérez Albrecht

2 comentarios:

Hola, quiero felicitarlos por la pagina ya que es muy completa y tiene un hermoso diseño y ademas quiero agradecerles porque me es de gran utilidad. Soy una fonoaudiologa Argentina. Un cordial saludo.
Maria

HOLA... SOY FONOAUDIOLOGA EN FORMACION DE LA UNIVERSIDAD DE PAMPLONA COLOMBIA, Y ME PARECE QUE LA LABOR QUE ESTAN HACIENDO CON ESTA PAGINA ES MUY CONSTRUCTIVA, GRACIAS POR TODO ESE MATERIAL TAN RICO Y UTIL!
YENDRIS PEÑARANDA