Cuentos para enseñar valores: Diversidad

31 mar 2008

Todo lo que es diferente llama la atención de tu hijo. Las personas de otras razas, los niños con deficiencias físicas…, pero más allá de la mera curiosidad es muy importante que aprenda a respetar las diferencias, que se convierta en una persona tolerante. La infancia es el mejor momento para transmitir estas ideas, ya que el niño todavía no tiene prejuicios y es muy maleable. De ti depende que tu hijo no juzgue por las apariencias.

El cuento recomendado no está adjudicado a ninguna edad en especial. Es un relato que podéis adaptar a vuestros hijos en función de su madurez y su nivel de comprensión.

¿Qué cuento se puede contar?

Un ejemplo de cuento muy adecuado para representar la diversidad es: "El patito feo" (H.C. Andersen).

"Había una vez una mamá pato que vivía en una granja. La mamá pato estaba muy impaciente, porque hacía muchos días que calentaba los huevos de donde saldrían sus crías. Pero por fin, una mañana vio cómo empezaban a romperse los cascarones. Los patitos asomaron las cabezas, uno detrás de otro. Miraron a su mamá, de plumas blancas y brillantes, se miraron entre sí y también reconocieron el plumaje de color claro, pero… de repente se abrió el último huevo y apareció un patito pequeño y muy feo.

Sus hermanos se echaron a reír: "¡Qué feo eres!", le decían mientras lo perseguían por la granja y le picoteaban. El patito feo corría y corría, porque también las gallinas se portaban mal con él y se reían cuando los niños que vivían en la granja lo maltrataban. Y corrió tanto que llegó muy lejos, hasta dejar atrás aquel lugar donde tan mal lo habían recibido. El patito se sentía muy triste y lloró mucho, porque se acordaba de su mamá y no sabía qué hacer.

El tiempo fue pasando y el patito vivió muchas aventuras por los caminos, hasta que un día encontró un lago donde nadaba una bandada de pájaros que él nunca había visto. Eran blancos, de cuello largo y muy hermosos. Eran cisnes, pero el patito no lo sabía porque nunca había visto ninguno. Por eso se sorprendió cuando aquellas aves tan bonitas se dirigieron a él agitando las alas y nadando a su encuentro. Pero entonces, el patito miró hacia el agua y se vio reflejado, ¡él también era un cisne! Claro que no era como sus hermanos, él era un cisne y no un pato. Se unió al grupo de cisnes y se sintió muy feliz. Sabía que era más guapo que los patos, pero también sabía que era más importante tener buen corazón que ser el más guapo del mundo."

Aquí podrás leer el cuento completo.

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