Un modelo de desarrollo positivo adolescente

21 abr 2009



No puede decirse que la gente adulta tenga una opinión muy favorable de los adolescentes. En una entrada anterior ya hice referencia a un estudio que llevamos a cabo hace unos años en el que no salían demasiado bien parados, pues calificativos como promíscuos, violentos, irresponsables o consumidores de alcohol y otras drogas eran otorgados con generosidad por los adultos entrevistados. Esta imagen tan sesgada hacia lo negativo ha propiciado un modelo de atención a la salud adolescente centrado en el déficit y en los factores de riesgo, de manera que toda intervención parece ir encaminada a prevenir alguna conducta problema, sobre todo la violencia y el consumo de drogas. No digo yo que no haya que llevar a cabo ese tipo de programas, por supuesto que es importante la prevención, pero el exceso de interés en la misma hace que nos olvidemos de la promoción de la salud y el desarrollo.

En los últimos años ha surgido en Estados Unidos un nuevo modelo centrado en el desarrollo positivo y en la competencia durante la adolescencia, que tiene sus raíces en el modelo de competencia surgido a principios de los años 80 en el ámbito de la psicología comunitaria. De acuerdo con este enfoque, denominado Positive Youth Development, prevención no es sinónimo de promoción, y una adolescencia saludable y una adecuada transición a la adultez requieren de algo más que la evitación de algunos comportamientos como la violencia, el consumo de drogas o las prácticas sexuales de riesgo, y precisan de la consecución por parte del chico o la chica de una serie de logros evolutivos.

Con el objetivo de construir un modelo de desarrollo positivo adolescente, es decir, de las competencias y características individuales que pueden considerarse más importantes de cara a definir a un chico o chica competente y con un buen ajuste, en el Departamento de Psicología Evolutiva y de la Educación de la Universidad de Sevilla hemos llevado a cabo un estudio cualitativo, mediante la utilización de dos técnicas de consenso como son el grupo nominal y la técnica delphi. El estudio contó con la financiación de la Consejería de Salud de la Junta de Andalucía.

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Fuente: http://alfredo-reflexiones.blogspot.com

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